Adiós.
Te diré, que no puedo escapar a lo alguna vez parecía controlado, que no pude someterme al rol espeso de las marcas de agua que rodeaban mi vida, te diré que simplemente, convertir esto en un fantasma, es una obra inconclusa que otro discípulo contara, de otros rumbos, de otras cosas, yo el escritor abandono mi mejor obra: Tú, mujer blanca, o morena, o de tez transparente, o tenue o de algún hermoso color. Adiós.
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